miércoles, 18 de junio de 2014

Veintitantos

   Un día te miras al espejo y aunque no lo hayas notado, muchas cosas de ti han cambiado bastante, de un momento a otro, de repente, te cae el 20 de algunas cosas de tu vida, sabes que ya no eres la misma de hace un par de años. Esa inseguridad de la adolescencia ha desaparecido y ya tienes tu personalidad, opiniones, tu estilo y tus gustos bien definidos.

Tienes un hambre de futuro y ansia por llegar a ser alguien pero también tienes esa extraña incertidumbre de “¿dónde estaré en un par de años?”  consumiéndote lentamente la preocupación sobre tu futuro.

Antes llamabas a todos “amigos” aunque sólo se vieran en las pedas y te creías súper sociable por saludar a medio mundo en las fiestas. Te das cuenta que tu lista de amigos ya no es tan larga como cuando tenias 15 años. Ahora, tu círculo social empieza a ser mucho más pequeño, probablemente sigas en contacto con viejos amigos o hablen por Facebook de vez en cuando, pero tus verdaderas amistades empiezan a ser más cuidadosamente elegidas ya que empieza a importarte mas la calidad que la cantidad.


Las crudas duran más, somos fiesteros pero no adolescentes y aunque nos guste salir los fines de semana nuestro cuerpo y  economía se resiente demasiado como para hacerlo cada fin.
Las multitudes empiezan a dejar de ser "tan divertidas"... hasta a veces te sofocan por el hecho de tener a tantas personas gritando por un lado, el roce de la piel sudada de desconocidos la verdad deja de parecerte cool (trauma personal). 

La universidad o el trabajo te consume y va haciéndose super complicado coordinar horarios y ver a tu gente, y cada vez disfrutas y esperas más de un café o ese trago coqueto como excusa para echar la chorcha.

Antes con cualquier cosa nos conformábamos, ahora enseguida distinguimos lo bueno de lo mediocre, en lo material y obviamente en las personas,entendiendo que el secreto de todo está en los detalles. 
El día menos pensado encuentras a tu chico ideal y te preguntas cómo has podido vivir sin él todo este tiempo, encuentras esa relación perfecta que jamás pensaste poder tener o quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a una persona lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor, te das cuenta que la mayoría de tus amigos tienen pareja, algunos empiezan a comprometerse, casarse y hasta tener hijos. 

Honestamente me encanta esta etapa de mi vida porque siento que han llegado bastantes cambios. Es mi mejor y peor momento, es lo bueno y lo malo de crecer, es la mezcla perfecta de recuerdos y sueños del futuro. Te sientes más maduro, aunque sabes que no es cierto, o al menos no del todo pero tratas de serlo aunque obviamente tengamos muchas veces esa duda o titubeo sobre si la forma en la que estamos haciendo las cosas es la correcta o no Es la mejor época para disfrutar y porque no, para quejarse aunque me tachen de hater. 

Los Veintitantos me llegaron y me hicieron reflexionar cuando leí sobre esta "Crisis" con la cual me identifiqué muchísimo y se que mas de uno se sintió así y es por eso que decidí escribir sobre esto,

Tal vez lo que deberíamos hacer es disfrutar cada momento o experiencia para sacarle el mayor provecho tratando de aprender algo, ya sea bueno o malo, pues nos servirá para crecer como personas. Si ya estas en esta etapa y aun no has vivido ninguna de estas crisis permíteme felicitarte porque probablemente sigues en tu burbuja de la pubertad/ adolescencia y que felicidad la tuya 'living la vida loca' pero ojala no te topes con pared al darte cuenta que los años te llegaron  y  seguramente los sentirás como balde de agua fría. La vida no es fácil, nuestros padres no son para siempre, y tarde o temprano la vida te pasa la factura

Dejemos un poquito la preocupación por el futuro para convertirlo en acciones, si no te gusta lo que haces, muévete y busca lo que realmente te apasiona en la vida, seamos más selectivos con las amistades, no busquemos  el amor por los rincones de un bar barato, no nos aferremos al pasado y mejor tengamos la vista hacia adelante, pero claro, sin precipitar las cosas. 


" ¡HAGAMOS VALER NUESTRO TIEMPO... QUE NO SE NOS PASE!" "La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento"...

Inspirado en: Síndrome de los veintitantos – David Mogollón Voce





2 comentarios: